Testimonio científico de un proceso que tuvo lugar hace millones de años, las rocas de La Pedrera ofrecen un espectáculo de formas geométricas lo suficientemente llamativo como para despertar la atención de los más distraídos. En el ámbito académico, su estudio está adquiriendo vital importancia para la correlación entre la geología sudafricana y la uruguaya.
Las rocas ubicadas en el balneario La Pedrera imponen, en partes iguales, misterio y respeto. Parecen estar allí para recordarnos que millones de años atrás la tierra era muy distinta. Y aunque su edad es un dato sin confirmar, se cree que datan del período pre-cámbrico, o sea que tienen más de 543 millones de años, cuando la vida en la tierra era, apenas, monocelular.
Obtener la edad de una roca implica procedimientos no sólo complicados sino costosos para los cuales Uruguay carece de tecnología. El punto más cercano del cual se conoce exactamente la edad es Cerro Aguirre, que data de 571 millones de años atrás. Datos como este indican que tenemos un país con rocas de casi todos los períodos geológicos, a tal punto que hay de 3 mil millones de años, ubicadas en Zapicán, departamento de Lavalleja.
Las de La Pedrera, cuya consistencia es de un material relativamente duro y que ha sido utilizado para construir muelles y casas, también se encuentran en La Paloma y en otras zonas al este del departamento de Rocha, campo adentro. Pero estas últimas y por su ubicación, lejos de la costa, carecen de esas características formas con agujeros hechos por el persistente choque con el Océano Atlántico. Si bien se trata de la misma piedra, las ubicadas sobre la costa en comparación con las otras del campo no comparten ni aspecto ni atracción semejante.
Para entender sencillamente este proceso, el geólogo Néstor Campal comparó la roca con un helado. Si se lo deja derretir se va cubriendo y no se lo puede ver más. Pero, en cambio, si le vamos sacando la parte que se derrite siempre habrá helado fresco.
Con las rocas y el océano sucede lo mismo. Este las erosiona y se va llevando lo que con el impulso del viento y la ola se desprende. Las que están ubicadas en el campo, por el contrario, se fueron tapando y quedando bajo suelo.
Origen
Las rocas se clasifican en tres grupos: ignias, sedimentarias y metafórmicas. Las de La Pedrera son de estas últimas y se llaman así porque son resultado del cambio de una roca anterior. Originalmente, entonces, era una roca sedimentaria de grano fino, tamaño limo, turbidita, que por diversas mutaciones en su estructura sufrió cambios. Las rocas turbiditas normalmente se depositan en el ambiente marino relativamente profundo. Es que mil millones de años atrás la zona de La Pedrera ocupaba parte de una plataforma continental del océano llamada por algunos Adamastor y que se explayaba por parte de las masas continentales que existían.
Luego, aproximadamente unos 600 millones de años atrás, el Adamastor comienza a cerrarse, desaparece y se acercan los dos continentes que separaba: Cratón de Kalahari (hoy una de las partes del continente africano) y Cratón del Río de la Plata (hoy una de las partes del continente sudamericano). A raíz de esos movimientos las rocas de La Pedrera experimentaron un metamorfismo, debido a la presión y temperatura, y un plegamiento que hace que luzcan verticalmente.
La erosión, durante cientos de miles de años, es lo que ha modelado su superficie dándole esa particular geometría. Responsables de sus formas y cambiante estética también lo son aquellos organismos vivos que eligen los recovecos de estas rocas como morada. A prueba de pisadas humanas, son rocas que invitan a recorrer huellas que sobrevivieron a tantos millones de años. |