La maleta es un elemento indispensable
y de inmediata asociación con placer y alejamiento de la rutina.
Sin embargo, algo tan sencillo como armarla puede transformarse en
una tarea harta engorrosa. No llevar lo necesario
o adecuado es uno de los temores más comunes y éste
hecho en general opaca la diversión y la expectativa de la
salida. Para evitarlo, es preciso cambiar la mentalidad y hacerse
a la idea de que el equipaje es también parte del viaje y
por lo tanto, del placer.
Principios básicos.
Teniendo en cuenta a dónde se dirige, es preciso
asesorarse acerca del clima del lugar y una vez ubicados, es posible
determinar el tipo de ropa. Las circunstancias del viaje, es decir,
si se trata de trabajo o simple descanso condicionarán el
estilo de la indumentaria y por supuesto, según el tiempo
de estadía –y evaluando el tema del lavado de la ropa-
se sabrá la cantidad de prendas, armando en función
de ello, conjuntos que combinen.
Para armar la valija hay que compatibilizar la colocación
de ropa lisa (mantas, toallas o sábanas), ropa plegable (pantalones,
camisas, sacos, ropa interior, medias), ropa arrugable (blusas,
vestidos, polleras) y elementos rígidos (zapatos, carteras,
artículos de uso personal, etc.).
Se debe tener en cuenta que estos diferentes elementos
se combinan. A saber: colocando en el fondo de la valija las prendas
lisas, se puede ubicar entre ellas corbatas y cinturones. Encima
de ello, espacios divididos y de cierta profundidad pueden albergar
ínsulas con los zapatos y carteras debidamente embolsados.
Sobre ello se colocará el resto de la ropa lisa y finalmente
la ropa plegable.
La valija de mano contendrá medicamentos y
elementos de tocador que se decida llevar. Los bolsillos externos
portarán la documentación de viaje, revistas, libros
y un anotador con bolígrafo.
Es recomendable realizar unos días antes de
la partida una lista con las cosas que se desean llevar e ir puliéndola
con el correr de los días. También se recomienda enfáticamente
no armar la valija junto a una persona obsesiva. El riesgo de perder
la paciencia fácilmente, es grande.
La valija de los chicos.
Misión casi imposible. Con el alboroto y la
algarabía todos quieren participar, y poca de toda esa ayuda
suele ser constante y efectiva. He aquí algunos consejos.
1. Canalice la
energía y no se agote. Si los chicos quieren participar,
no los prive de la experiencia. Realice una pequeña reunión
donde los mayores expliquen las características del lugar
que visitarán. Ínstelos a seleccionar la ropa a llevar,
delimitando el tipo y la cantidad de prendas y luego revíselas.
Las listas son imprescindibles y seleccione un lugar de su casa
donde poner las cosas de toda la familia. Examine el conjunto y
verifique su lista. El descarte será terrible…
2. Escoja maletas
prácticas. Prefiera los modelos con ruedas y manijas o mochilas
para asegurarse de tener al menos una mano libre para atender al
menor. No es recomendable que los más pequeños lleven
ningún tipo de equipaje. Lleve lo esencial e intente acomodar
su ropa y a del niño en una sola pieza de equipaje.
3. Deje espacio
libre. Si lleva sólo una maleta, incorpore un bolso plegable
en su interior. A la vuelta, la ropa sucia y las compras ocupan
más espacio de lo imaginado.
4. Recuerde la
farmacia. Si el niño toma laguna medicación, tenerla
a mano. Termómetro, gasitas, alcohol, analgésicos
pediátricos, protector solar, gel post-solar, repelente y
curitas son inevitables.
5. Diversión.
Algunos niños poseen objetos o juguetes “predilectos”,
cuya falta puede ocasionar situaciones incómodas. No los
olvide.
6. Muda de emergencia.
Siempre lleve consigo una muda para los más chicos; puede
ser de ayuda en caso de pérdida de equipaje y es imprescindible
si hay cambio de clima. Recuerde que en los aviones o camarotes
suele haber aire acondicionado y la temperatura desciende a lo largo
del viaje. |